lunes, 25 de noviembre de 2019

Sin apuros


Nuestra niñez, adolescencia y vida adulta.

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Hace unos días en unos de esos momentos de evocación, vino a mi memoria la maravillosa época de estudiante de bachillerato. Esto aconteció por un mensaje que leí en mí celular, el cual hacía mención a lo apurado que están los niños y los adolescentes en ser adultos.

Actualmente como adulta y en  referencia al mensaje, puedo decir que es verdad. Todos en nuestra infancia y adolescencia anhelábamos el momento de ser un adulto. Y siempre nuestros mayores nos decían que dejáramos el apuro, que esa edad llegaría, que solo debíamos portarnos y hacer bien todo, para cuando llegara ese momento disfrutarlo a plenitud. Muchos de nosotros a veces no tomábamos en cuenta esos consejos, solo queríamos ser grandes e independientes.

Pero al llegar a esa edad, queríamos la varita mágica para regresar a la época del colegio, el liceo, el tiempo libre y volver a sentirnos despreocupados,  disfrutando sin muchas responsabilidades o compromisos, solo con lo necesario para volver a saborear  de esa vida desenfadada

Ahora me toca a mí darles  esos consejos a mis nietos, procuro contarles mis anécdotas de juventud, con la intención que vean  la sonrisa que se dibuja en mí rostro y la felicidad de haber vivido momentos maravillosos. 

Les digo con todo mi amor de abuela y llena de energías, que disfruten a pleno su momento, que cada uno de ellos serán un bello recuerdo, que vivir es amar cada instante, que si se presentan dificultades, ellas vienen para enseñarnos a resolver, por muy fuertes o dolorosas que ellas sean, siempre dejan el valor de haberlas vivido.

Cuando mis nietos me preguntan por qué siempre estoy de buen ánimo, les respondo que tuve una niñez y adolescencia muy bonita, que ellas dejaron en mí el grato sabor de vivir todo a su momento, sin apuros, dejándome orientar, pero también dejando claro mi manera de ser y pensar, sin faltar el respeto a nadie. Aceptando que en la vida todo no se dará como uno piensa o quiere. 

Les confieso muchas veces me sentí desubicada, incomprendida, pero lo que nunca faltó fue el buen consejo a tiempo. 

El abrir mis oídos y mente al mensaje que me querían transmitir un familiar, un docente, un buen amigo de la familia o cualquiera que realmente me apreciara me ayudó. Dejarme orientar fue una buena decisión, me permitió ver la vida con un carisma reluciente, todo fue más fácil, mis sentidos pudieron apreciar con claridad   y mis emociones se manifestaban sin temor.
  
Ser parte de las nuevas generaciones, estar compartiendo con ellos, ser complemento y apoyo, terminan convirtiéndose en nuevos aires que respirar, nuevos retos que afrontar, otros estilos y maneras de ver la vida que debemos aceptar, aunque no se compartan. Si volvemos nuestras miradas al pasado, recordaremos las veces que buscábamos ser entendidos, respetados, valorados, queridos. 
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En este momento de nuestras vidas hablamos poco de lo que queremos ser cuando llegue la vejez, y si lo hacemos lo que decimos es que queremos una vejez tranquila, sin complicaciones, junto a los nuestros, y pidiendo lo que muchos jóvenes piden actualmente, ser entendidos, respetados, valorados, queridos.  
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Es hermoso saber que en nuestra niñez, adolescencia y ahora de adultos hemos buscado y  pedido siempre lo mismo. Lo que nos debe  dar una gran alegría, porque lo que nunca hemos dejado de lado es ese sabor a juventud que todos tenemos.

Sí, juventud actualizada, rejuvenecida, demostrada con nuestras buenas actitudes, con nuestros encantos tan particulares, dejando nuestra huella inconfundible, para que las nuevas generaciones tengan un referente de una vida bien aprovechada.

Con todos estos años vividos, con todas nuestras vivencias acumuladas y nuestras experiencias demostradas, y valorando cada etapa de nuestra vidas,  hoy quiero invitarlos a revisar tres aspectos de la mejor película que hemos visto, que es nuestra saga y donde cada uno de nosotros es y seguirá siendo el director y actor principal, nuestra película se llama: Mi vida.

Esta película está dividida en tres partes: 
1.¿Quién soy? 
2.¿A donde voy?  
3.¿Con quién voy?   

Resultado de imagen para cinematografiaPara la próxima semana les compartiré la primera parte. Desde nuestros mas puros sentimientos y emociones vamos a prepararnos para ver: ¿Quien soy?


Saludos y hasta pronto!









lunes, 18 de noviembre de 2019

La pizarra está llena de información.


Nuestra Inteligencia Emocional.

Una de las materias que más me gustó cuando estudié educación fue Psicología evolutiva. Teorías que hablan sobre la forma en que los seres humanos van cambiando a lo largo de su vida fue punto esencial para mi formación  como docente. 

Nacer, crecer, desarrollarnos, reproducirnos  y morir, también implica cambios, acciones y relaciones que los seres humanos vamos teniendo durante estos procesos.

En un principio se  planteaba, que al nacer, el cerebro de un niño era como una pizarra en blanco, que a medida que fuera creciendo comenzaría acumularse información en él, para dar paso al  conocimiento, pero desde sus inicios se evidenciaban otras teorías que diferían.

Desde hace ya más de cincuenta décadas  se  vienen dando nuevos aportes y nuevas concepciones que sostienen que desde el mismo momento de la fecundación humana, comienza la recopilación de información que se almacenará en el cerebro.

En estos momentos es posible verificar gracias a un ultrasonido la formación y condición física de esa criatura, y no solo eso, comenzará también a desarrollarse cognitivamente.  

Llegará con un cúmulo de sensaciones y emociones que percibió desde el exterior. Mientras estuvo en el vientre materno le llegó información la cual la convertirá en conocimiento y  que demostrará a partir de su alumbramiento.

Recuerdo a mis abuelas diciéndoles a mis tías que los niños de antes, al nacer venían con los ojos cerrados y que no los abrían sino a partir del mes de nacidos. Y reiteraban -miren ahora,  fin de mundo, los niños nacen con los ojos abiertos. ¿A que se debe este cambio?

Los estudios dicen y certifican que gracias a los estímulos la criatura desde el vientre va almacenando información en ese cerebro que y que no es una pizarra en blanco. 

Un ejemplo personal que recuerdo, que me llenó de una emoción indescriptible y que apoya lo dicho anteriormente fue nacimiento de mi primer nieto y el primer encuentro con su tío.

Durante el embarazo de mi nuera, mi hijo menor emocionado porque iba a ser tío,  cada vez que llegaba se acercaba al vientre de su cuñada, le hablaba un rato y le decía que lo iba a querer mucho. Asombrados quedamos con la experiencia que vivimos, cuando ya el niño estaba en casa y su tío lleno de felicidad se acerco para conocerlo. 

Desde la puerta de la habitación él dijo –sobrino, ya llegue para conocerte. El niño abrió los ojos, levantó los brazos y comenzó a moverse de un lado al otro. 

Él lo tomó entre sus brazos y le seguía conversando, con sus ojos abiertos el niño lo veía extasiado, reconocía esa voz, y se sentía complacido. Cuando lo colocó nuevamente en su cuna comenzó a llorar. Lo tomó de nuevo en sus brazos, le siguió hablando y se tranquilizó.

Que experiencia tan maravillosa, estábamos asombrados y felices de la conexión tío-sobrino. Los años han pasado y esa conexión se mantiene más viva que nunca. Mi nieto adora a su tío. Su tío se siente orgulloso de su primer sobrino.

Quedó demostrado que nacemos con información previa en nuestro cerebro, la cual se dio gracias a un estímulo. Eso fue lo que hizo mi hijo, brindo  un estímulo,  que luego el niño la convirtió en conocimiento, lleno de sensaciones y emociones.

Para expresarnos y demostrar una conexión necesitamos solo nacer, pero ese nacer se alimenta de sensaciones que manifestamos a través de las emociones. El camino que hacemos para vivir emocionalmente sanos va a depender de una combinación recíproca. Llegará el momento en que esa combinación aunque se mantenga y sea gratificante, pase a ser más nuestra responsabilidad. 

Por lo tanto debemos aprender mucho sobre ¨nuestro yo y sus emociones¨. Nacimos con una dosis de conocimientos, que los expresamos por medio de una emoción y aprendemos a sentirlas con más intensidad a los largo de nuestra vida

Y es aquí donde se debe reflexionar. Existe suficiente información, se han dejado valiosos aportes para su aplicación, y seguimos dejando de lado o expresando de manera indebida nuestras emociones.  

¿Y a qué se debe este abandono, control o indiferencia?

Nos cuidamos de estar bien presentados, tener un buen trabajo, lograr lo que ambicionamos, en resumen  alcanzar nuestras metas, pero si dejamos de lado nuestras emociones será cuesta arriba alcanzar lo que queremos. 

Y lo que queremos no necesariamente es riqueza, ni un lugar por encima de los demás, lo que queremos es sentirnos felices con lo que somos y con quien lo queremos compartir. Eso se llama inteligencia emocional.

Tenemos capacidades, habilidades, manifestamos nuestros sentimientos, queremos entender, controlar y mejorar nuestras emociones y por qué no contribuir con las ajenas. Queremos buenas relaciones con los demás. Entonces vamos a buscar ese conocimiento  y así consolidarnos dentro de una vida llena de oportunidades para vivir y compartir en armonía

Demostrar inteligencia emocional, es ser capaz de dominar nuestras emociones positivas como negativas; aprender a entender las emociones de los demás; ser auténtico; poder controlar el estrés, la ansiedad, los estados de ánimo; aprender a tener buen humor; frustrarse menos; relacionarse mejor con los demás;  valorarse  y respetarse;  aprender y potenciar la capacidad que se tiene para ser feliz.

Mientras estemos vivos, la psicología evolutiva será parte de nosotros,  ella no nos privará de tener una buena inteligencia emocional, ese es nuestro trabajo y  nuestra responsabilidad. 

Actualmente contamos con profesionales capacitados y actualizados, asesores, grupos de crecimiento personal, seminarios, simposios, talleres, encuentros, material bibliográfico, libros de auto ayuda, películas, series televisivas, que nos brindan herramientas para desarrollar nuestras capacidades y ser hábiles en el manejo de nuestras emociones.  

La mesa está servida, podemos comenzar a deleitarnos con cada uno de los platos que nos ofrecen, somos libres para elegir, no existe ninguna privativa, la única condición es darnos el permiso de disfrutar una vida llena de libertad emocional. 

Se seguirán presentando situaciones que tenemos que enfrentar, ellas son necesarias para entender muchas cosas en esta vida. Sí tenemos dominio de nuestras emociones, estaremos transitando por los caminos de la Inteligencia Emocional.

Los invito a darse ese permiso. Nunca es tarde cuando la dicha llega. Recuerden el conocimiento es poder y esta en tus manos. Aprendamos a educar nuestras emociones y ser más asertivos en la vida. 






lunes, 11 de noviembre de 2019

Plan A o plan B


Nuestras posibilidades


A todos en algún momento nos ha sucedido, cuando ya estamos preparados para realizar alguna actividad, se presenta un imprevisto.  Tal vez alguna demora debido a circunstancias no esperadas. Aunque el pronóstico del tiempo haya dicho que sería un día soleado, muchas veces el clima nos hace una mala pasada, . La alarma del reloj o del teléfono celular no sonó y salimos muy tarde. Tuvimos una noche con algún malestar, nos despertamos indispuestos y decidimos quedarnos en casa.

 Estas situaciones que se han descrito, así como otras, quizás determinen tomar una decisión que no nos agrade. Postergar o cancelar crea malestar. No nos sentimos cómodos ante lo que estamos sintiendo. Enojo, tristeza, desánimo, pueden ser nuestras primeras respuestas al darnos cuenta que lo que se había planeado no se dio. Siempre hemos escuchado que se debe tener un plan B. Pareciera que por uno u otro motivo debemos estar preparados por si es necesario reestructurar nuestro plan.

Ese plan B solo lo tomaremos, siempre y cuando  se hayan agotado todas las posibilidades para disfrutar del planeado desde un principio.

Nuestros instantes siempre van a tener variables, tenemos que aprender a no hacer de un inconveniente un malestar, si la preocupación nos bloquea caemos en desmotivación. Lo razonable es ocuparnos con deseos de resolver y que la vida siga regalándonos buenos momentos.

Ahora bien, no es lo mismo hablar de planes de placeres con inconvenientes, a decisiones que debemos tomar en lo que se refiere a nuestra vida. En tal sentido debemos estar claros de cómo queremos vivir. Con mucha regularidad escuchamos estas frases: eres lo que comes, eres lo que te propongas, eres  mi todo, eres lo más grande, eres el amor de mi vida…, eres, eres, eres. Entonces reconocemos que en cada uno de nosotros está la persona más importante, por lo tanto cada uno tenemos un ¨Yo Soy¨

Desde mi yo soy, determino y decido como darle sentido a mi vida, con responsabilidad, valor y calidad. Abriendo las alas de mis emociones, aflorando mis sentimientos, valorando mis  fortalezas, corrigiendo mis debilidades, aceptando mis errores, dejándome ayudar, a tomar en cuenta que no soy una isla.   

Planear como queremos ser y vivir depende solo de cada uno de nosotros. Planificar es una buena manera, sin llegar a sentirnos esquematizados o dentro de una cuadrícula. Si nuestros planes por algún motivo no se cumplen, analizaremos, sin cuestionarnos, sin culparnos o señalizando posibles culpables.

Aquí no funciona un plan B, porque no es un paseo, una fiesta, una compra, un viaje.

Es el sentido de nuestra vida a la que debemos buscarle no la salida, sino la respuesta que más nos haga aceptar que las confrontaciones, las diferencias o las decisiones son las que le dan a cada minuto de nuestras vidas el aliento para internalizar que mientras estemos vivos, las oportunidades siempre llegarán. Que si una puerta se cierra, otras se abrirán. Que el tren no pasa solo una vez.

Nuestra vida cambia en la medida que la alimentemos de posibilidades que se convertirán en logros, en esfuerzos que el tiempo como juez inquebrantable, dictaminarán el valor y el sentido que le hemos dado. Los cambios ofrecen oportunidades, no son atrasos, ni dificultades. Cuestionarnos porque lo que anhelamos o planificamos no alcanzó nuestros propósitos, es limitarnos, es dejar de lado conectarse con la vida, con el día a día, con el claroscuro y cada uno de sus matices que ella nos ofrece, para que fortalezcamos nuestro yo interior, nuestro ¨Yo soy¨   

La mejor mentalidad que podemos tener está en nuestras acciones y pensamientos porque  mejoran nuestra calidad de vida.

Para darle más sentido a lo expuesto los invito a ver este vídeo y complementar la idea del nuestro plan de vida con el Estoic¡smo.




Saludos y hasta la próxima publicación 







lunes, 4 de noviembre de 2019

Los fines de semana o días libres

Vamos a disfrutarlos

Quedarse un fin de semana en casa tiene sus gratificaciones.

Resultado de imagen para disfrutar el fin de semanaMuchos nos despertamos un poco más tarde el día sábado, quizás aunque estemos despiertos desde muy temprano, nos quedamos en la cama descansando  y pensando que vamos hacer en ese día. Otros se han parado como de costumbre porque van aprovechar para hacer actividades de recreación, compromisos familiares, encuentros con amigos, visitas, entre muchas otras.

 Cada quien, de una u otra forma procura sacarle provecho al fin de semana. Es sábado y estamos libres, claro, tomando en cuenta las excepciones, algunos, por guardias o tipo de trabajo liberan los días de semana, porque su rutina laboral está en lo que se llama o se conoce como una tabla de rotaciones.

Para las personas que trabajan los fines de semana también tiene sus ventajas, los que son de oficina se les escucha con regularidad decir que en esos días hay menos presión, que van más cómodos porque no llevan uniforme, que trabajan en horario corrido para salir más temprano, que aprovechan para compartir un rato en algún lugar y pasarla bien.

Comprensible que en otros tipos de trabajo, para algunos el fin de semana sea de colapso.  Restaurantes, museos, parques, cines se abarrotan de personas que buscan entretenimiento o distracción.

En fin, los fines de semanas siguen siendo diferentes porque ofrecen posibilidades o alternativas. 

Quien no ha escuchado la frase ¨Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe¨

Que importante es darnos ese regalo de disfrutar de un tiempo libre, así sea para quedarse en casa, nuestro cuerpo lo agradece. Ese tiempo que nos pertenece y que nos está diciendo:
–vamos, ¿qué tenemos para hoy?
¡Para hoy tengo planes! Esa debe ser la respuesta.
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Vamos a considerar que no nos planteamos algo en específico, eso suele suceder. Pero tampoco es para decir:
-Nada, no tengo planes, me quedaré haciendo lo mismo de siempre.

¿Lo mismo de siempre?, y entonces es cuando nos ponemos en modo aburridos.

Decir lo mismo de siempre,  es rutina,  ella es importante porque está diseñada para cumplir procesos, planificaciones, horarios,  controles…, pero en nuestro tiempo libre la rutina también descansa. Debe salir de nuestro entorno por unos días.

Resultado de imagen para disfrutar el fin de semanaAunque nos quedemos en casa, siempre habrá algo que queremos hacer diferente: compartir una comida en familia, tener conversaciones amenas con los nuestros, buscar aquel juego de mesa que tenemos tiempo que no jugamos, disfrutar de nuestras mascotas,  ver películas, arreglar algún detalle de la casa, ir al supermercado juntos, planear unos buenos ¨hot dogs¨, o como estamos acostumbrado a llamarlos, los exquisitos perros   calientes hechos en casa.

Alternativas sobran. Las ganas de pasarla bien es nuestra decisión.

Los días aburridos solo están en nuestro estado de ánimo. Recuerden, las emociones buscan pasarla bien, son nuestras cómplices. No las encerremos, ellas saben que ha llegado el momento de lucir mejor que nunca, que se vestirán y se mostrarán relucientes para complacer y hacer feliz al lugar donde habitan, en nosotros.   

Resultado de imagen para compartir y disfrutarQue importante es también tomarnos ese fin de semana solo para nosotros, porque queremos terminar de leer un libro, hacer ejercicios, caminar, escuchar música ir de pezca, terminar algo que comenzamos a diseñar y queremos disfrutarlo, dormir un buen rato en la tarde, tener nuestra cesión de meditación. En fin darnos el regalo de estar solo con nosotros.

Cuando sacamos tiempo para nosotros, estamos programándonos para que los demás también se sientan bien, somos lo que reflejamos, somos lo que nos propongamos, somos cada día mejor porque nos amamos, nos consentimos, nos valoramos. No somos imprescindibles, pero si nos extrañan, es porque nuestra ausencia se nota. Lo que quiere decir que somos gente que sabe pasarla bien, que impregnamos alegría, solidaridad, apoyo, carisma, amistad.
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Por eso cuando tengamos tiempo libre, como pueden ser los fines de semana, seamos recíprocos con las emociones que nos regala la vida. Nunca es tarde, el tiempo es nuestro, él llega, nos toca la puerta, nos espera, pero si no lo aprovechamos, se irá, y él no sentirá compasión por nosotros.

Así que los invito a que cada fin de semana o el tiempo que tengamos libre sea nuestro y para compartir con los demás. 


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