Nuestra Inteligencia Emocional.
Una de
las materias que más me gustó cuando estudié educación fue Psicología evolutiva. Teorías que hablan sobre la
forma en que los seres humanos van cambiando a lo largo de su vida fue punto
esencial para mi formación como docente.
Nacer, crecer, desarrollarnos,
reproducirnos y morir, también implica cambios, acciones y relaciones que los seres humanos vamos teniendo durante estos procesos.
En un principio se planteaba, que al nacer, el cerebro de un
niño era como una pizarra en blanco, que a medida que fuera creciendo comenzaría acumularse información en él, para
dar paso al conocimiento, pero desde sus
inicios se evidenciaban otras teorías que diferían.
Desde hace ya más de cincuenta
décadas se vienen dando nuevos aportes y nuevas concepciones
que sostienen que desde el mismo momento de la fecundación humana, comienza la recopilación de información que se almacenará en el cerebro.
En estos momentos es posible verificar gracias a un ultrasonido la formación y condición física de esa criatura, y no solo eso, comenzará también a desarrollarse
cognitivamente.
Llegará con un cúmulo de sensaciones y emociones que percibió desde el exterior. Mientras
estuvo en el vientre materno le llegó información la cual la convertirá en
conocimiento y que demostrará a partir
de su alumbramiento.
Recuerdo a mis abuelas diciéndoles
a mis tías que los niños de antes, al nacer venían con los ojos cerrados y que
no los abrían sino a partir del mes de nacidos. Y reiteraban -miren ahora, fin de mundo, los niños nacen con los ojos
abiertos. ¿A que se debe este cambio?
Los estudios dicen y certifican que
gracias a los estímulos la criatura desde el vientre va almacenando información
en ese cerebro que y que no es una pizarra en blanco.
Un ejemplo personal que recuerdo, que me llenó de una emoción indescriptible y que apoya lo dicho anteriormente fue nacimiento de mi primer
nieto y el primer encuentro con su tío.
Durante el embarazo de mi nuera,
mi hijo menor emocionado porque iba a ser tío, cada vez que llegaba se acercaba al
vientre de su cuñada, le hablaba un rato y le decía que lo iba a querer
mucho. Asombrados quedamos con la experiencia que vivimos, cuando ya el niño
estaba en casa y su tío lleno de felicidad se acerco para conocerlo.
Desde la puerta de la habitación
él dijo –sobrino, ya llegue para conocerte. El niño abrió los ojos, levantó los
brazos y comenzó a moverse de un lado al otro.
Él lo tomó entre sus brazos y le seguía
conversando, con sus ojos abiertos el niño lo veía extasiado, reconocía esa
voz, y se sentía complacido. Cuando lo colocó nuevamente en su cuna comenzó a
llorar. Lo tomó de nuevo en sus brazos, le siguió hablando y se tranquilizó.
Que experiencia tan maravillosa, estábamos
asombrados y felices de la conexión tío-sobrino. Los años han pasado y esa conexión
se mantiene más viva que nunca. Mi nieto adora a su tío. Su tío se siente
orgulloso de su primer sobrino.
Quedó demostrado que nacemos con información previa
en nuestro cerebro, la cual se dio gracias a un estímulo. Eso fue lo que hizo
mi hijo, brindo un estímulo, que luego el niño la convirtió en
conocimiento, lleno de sensaciones y emociones.
Para expresarnos y demostrar una
conexión necesitamos solo nacer, pero ese nacer se alimenta de sensaciones que
manifestamos a través de las emociones. El camino que hacemos para vivir
emocionalmente sanos va a depender de una combinación recíproca. Llegará el
momento en que esa combinación aunque se mantenga y sea gratificante, pase a ser más nuestra responsabilidad.
Por lo tanto debemos
aprender mucho sobre ¨nuestro yo y sus emociones¨.
Nacimos con una dosis de conocimientos, que los expresamos por medio de una
emoción y aprendemos a sentirlas con más intensidad a los largo de nuestra vida
Y es aquí donde se debe reflexionar. Existe suficiente información, se han dejado valiosos aportes para su aplicación, y seguimos dejando
de lado o expresando de manera indebida nuestras emociones.
¿Y a qué se debe este abandono, control o
indiferencia?
Nos cuidamos de estar bien
presentados, tener un buen trabajo, lograr lo que ambicionamos, en resumen alcanzar nuestras metas, pero si dejamos de
lado nuestras emociones será cuesta arriba alcanzar lo que queremos.
Y lo que
queremos no necesariamente es riqueza, ni un lugar por encima de los demás, lo
que queremos es sentirnos felices con lo que somos y con quien lo queremos compartir.
Eso se llama inteligencia emocional.
Tenemos capacidades, habilidades,
manifestamos nuestros sentimientos, queremos entender, controlar y mejorar
nuestras emociones y por qué no contribuir con las ajenas. Queremos buenas
relaciones con los demás. Entonces vamos a buscar ese conocimiento y así consolidarnos dentro de una vida llena
de oportunidades para vivir y compartir en armonía
Demostrar inteligencia emocional,
es ser capaz de dominar nuestras emociones positivas como negativas;
aprender a entender las emociones de los demás; ser auténtico;
poder controlar el estrés, la ansiedad, los estados de ánimo; aprender a tener
buen humor; frustrarse menos; relacionarse mejor con los demás; valorarse
y respetarse; aprender y
potenciar la capacidad que se tiene para ser feliz.
Mientras estemos vivos, la psicología
evolutiva será parte de nosotros, ella
no nos privará de tener una buena inteligencia emocional, ese es nuestro
trabajo y nuestra responsabilidad.
Actualmente
contamos con profesionales capacitados y actualizados, asesores, grupos de
crecimiento personal, seminarios, simposios, talleres, encuentros, material
bibliográfico, libros de auto ayuda, películas, series televisivas, que nos
brindan herramientas para desarrollar nuestras capacidades y ser hábiles en el
manejo de nuestras emociones.
La mesa está servida, podemos
comenzar a deleitarnos con cada uno de los platos que nos ofrecen, somos libres
para elegir, no existe ninguna privativa, la única condición es darnos el
permiso de disfrutar una vida llena de libertad emocional.
Se seguirán presentando
situaciones que tenemos que enfrentar, ellas son necesarias para entender
muchas cosas en esta vida. Sí tenemos dominio de nuestras emociones, estaremos
transitando por los caminos de la Inteligencia Emocional.
Los invito a darse ese permiso. Nunca es tarde cuando la dicha llega. Recuerden el conocimiento es poder y esta en tus manos. Aprendamos a educar nuestras emociones y ser más asertivos en la vida.
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