lunes, 11 de noviembre de 2019

Plan A o plan B


Nuestras posibilidades


A todos en algún momento nos ha sucedido, cuando ya estamos preparados para realizar alguna actividad, se presenta un imprevisto.  Tal vez alguna demora debido a circunstancias no esperadas. Aunque el pronóstico del tiempo haya dicho que sería un día soleado, muchas veces el clima nos hace una mala pasada, . La alarma del reloj o del teléfono celular no sonó y salimos muy tarde. Tuvimos una noche con algún malestar, nos despertamos indispuestos y decidimos quedarnos en casa.

 Estas situaciones que se han descrito, así como otras, quizás determinen tomar una decisión que no nos agrade. Postergar o cancelar crea malestar. No nos sentimos cómodos ante lo que estamos sintiendo. Enojo, tristeza, desánimo, pueden ser nuestras primeras respuestas al darnos cuenta que lo que se había planeado no se dio. Siempre hemos escuchado que se debe tener un plan B. Pareciera que por uno u otro motivo debemos estar preparados por si es necesario reestructurar nuestro plan.

Ese plan B solo lo tomaremos, siempre y cuando  se hayan agotado todas las posibilidades para disfrutar del planeado desde un principio.

Nuestros instantes siempre van a tener variables, tenemos que aprender a no hacer de un inconveniente un malestar, si la preocupación nos bloquea caemos en desmotivación. Lo razonable es ocuparnos con deseos de resolver y que la vida siga regalándonos buenos momentos.

Ahora bien, no es lo mismo hablar de planes de placeres con inconvenientes, a decisiones que debemos tomar en lo que se refiere a nuestra vida. En tal sentido debemos estar claros de cómo queremos vivir. Con mucha regularidad escuchamos estas frases: eres lo que comes, eres lo que te propongas, eres  mi todo, eres lo más grande, eres el amor de mi vida…, eres, eres, eres. Entonces reconocemos que en cada uno de nosotros está la persona más importante, por lo tanto cada uno tenemos un ¨Yo Soy¨

Desde mi yo soy, determino y decido como darle sentido a mi vida, con responsabilidad, valor y calidad. Abriendo las alas de mis emociones, aflorando mis sentimientos, valorando mis  fortalezas, corrigiendo mis debilidades, aceptando mis errores, dejándome ayudar, a tomar en cuenta que no soy una isla.   

Planear como queremos ser y vivir depende solo de cada uno de nosotros. Planificar es una buena manera, sin llegar a sentirnos esquematizados o dentro de una cuadrícula. Si nuestros planes por algún motivo no se cumplen, analizaremos, sin cuestionarnos, sin culparnos o señalizando posibles culpables.

Aquí no funciona un plan B, porque no es un paseo, una fiesta, una compra, un viaje.

Es el sentido de nuestra vida a la que debemos buscarle no la salida, sino la respuesta que más nos haga aceptar que las confrontaciones, las diferencias o las decisiones son las que le dan a cada minuto de nuestras vidas el aliento para internalizar que mientras estemos vivos, las oportunidades siempre llegarán. Que si una puerta se cierra, otras se abrirán. Que el tren no pasa solo una vez.

Nuestra vida cambia en la medida que la alimentemos de posibilidades que se convertirán en logros, en esfuerzos que el tiempo como juez inquebrantable, dictaminarán el valor y el sentido que le hemos dado. Los cambios ofrecen oportunidades, no son atrasos, ni dificultades. Cuestionarnos porque lo que anhelamos o planificamos no alcanzó nuestros propósitos, es limitarnos, es dejar de lado conectarse con la vida, con el día a día, con el claroscuro y cada uno de sus matices que ella nos ofrece, para que fortalezcamos nuestro yo interior, nuestro ¨Yo soy¨   

La mejor mentalidad que podemos tener está en nuestras acciones y pensamientos porque  mejoran nuestra calidad de vida.

Para darle más sentido a lo expuesto los invito a ver este vídeo y complementar la idea del nuestro plan de vida con el Estoic¡smo.




Saludos y hasta la próxima publicación 







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