Nuestras posibilidades
A todos en algún momento nos ha
sucedido, cuando ya estamos preparados para realizar alguna actividad, se presenta
un imprevisto. Tal vez alguna demora
debido a circunstancias no esperadas. Aunque el pronóstico del tiempo haya dicho que sería un día soleado, muchas veces el clima nos hace una mala
pasada, . La
alarma del reloj o del teléfono celular no sonó y salimos muy tarde. Tuvimos
una noche con algún malestar, nos despertamos indispuestos y decidimos
quedarnos en casa.
Estas situaciones que se han descrito, así
como otras, quizás determinen tomar una decisión que no nos agrade. Postergar o
cancelar crea malestar. No nos sentimos cómodos ante lo que estamos sintiendo. Enojo, tristeza, desánimo, pueden ser nuestras primeras respuestas al darnos
cuenta que lo que se había planeado no se dio. Siempre hemos escuchado que se
debe tener un plan B. Pareciera que por uno u otro motivo debemos estar
preparados por si es necesario reestructurar nuestro plan.
Ese plan B solo lo tomaremos,
siempre y cuando se hayan agotado todas
las posibilidades para disfrutar del planeado desde un principio.
Nuestros instantes siempre van a
tener variables, tenemos que aprender a no hacer de un inconveniente un
malestar, si la preocupación nos bloquea caemos en desmotivación. Lo razonable
es ocuparnos con deseos de resolver y que la vida siga regalándonos buenos
momentos.
Ahora bien, no es lo mismo hablar
de planes de placeres con inconvenientes, a decisiones que debemos tomar en lo
que se refiere a nuestra vida. En tal sentido debemos estar claros de cómo
queremos vivir. Con mucha regularidad escuchamos estas frases: eres lo que
comes, eres lo que te propongas, eres mi
todo, eres lo más grande, eres el amor de mi vida…, eres, eres, eres. Entonces reconocemos
que en cada uno de nosotros está la persona más importante, por lo tanto cada uno tenemos un ¨Yo Soy¨
Desde mi yo soy, determino y
decido como darle sentido a mi vida, con responsabilidad, valor y calidad.
Abriendo las alas de mis emociones, aflorando mis sentimientos, valorando mis fortalezas, corrigiendo mis debilidades,
aceptando mis errores, dejándome ayudar, a tomar en cuenta que no soy una isla.
Planear como queremos ser y vivir depende solo de cada uno de nosotros. Planificar es una buena manera, sin
llegar a sentirnos esquematizados o dentro de una cuadrícula. Si nuestros
planes por algún motivo no se cumplen, analizaremos, sin cuestionarnos, sin culparnos o señalizando posibles
culpables.
Aquí no funciona un plan B, porque no es un
paseo, una fiesta, una compra, un viaje.
Es el sentido de nuestra vida a la que
debemos buscarle no la salida, sino la respuesta que más nos haga aceptar que
las confrontaciones, las diferencias o las decisiones son las que le dan a cada
minuto de nuestras vidas el aliento para internalizar que mientras estemos
vivos, las oportunidades siempre llegarán. Que si una puerta se cierra, otras
se abrirán. Que el tren no pasa solo una vez.
Nuestra vida cambia en la medida
que la alimentemos de posibilidades que se convertirán en logros, en esfuerzos
que el tiempo como juez inquebrantable, dictaminarán el valor y el sentido que
le hemos dado. Los cambios ofrecen oportunidades, no son
atrasos, ni dificultades. Cuestionarnos porque lo que anhelamos o planificamos
no alcanzó nuestros propósitos, es limitarnos, es dejar de lado conectarse con
la vida, con el día a día, con el claroscuro y cada uno de sus matices que ella
nos ofrece, para que fortalezcamos nuestro yo interior, nuestro ¨Yo soy¨
La mejor mentalidad que podemos tener está en nuestras acciones y pensamientos porque mejoran nuestra calidad de vida.
Para darle más sentido a lo expuesto los invito a ver este vídeo y complementar la idea del nuestro plan de vida con el Estoic¡smo.
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