La Felicidad
Hace unos días salí con la
intención de hacer algunas compras, y aproveché para dar un paseo por la
ciudad. Tomé el colectivo y al subir note que había pocos pasajeros. El chofer me
saludó con amabilidad, cuando le di los buenos días, el resto de las personas también respondieron a mi saludo, eso me agradó mucho.
Mientras caminaba por el pasillo buscando un asiento cercano a la puerta de
salida observé gente que conversaba, uno que otro joven y adulto veían sus
teléfonos, un señor leía un libro, un niño jugaba con un sus dedos haciendo
figuras en la ventana empañada por el frío y algunos pasajeros iban medio dormidos. Cuando me senté me dispuse a disfrutar del trayecto.
La unidad de transporte seguía
recibiendo pasajeros. Llegó el momento que comencé a ver gente que iba de pié. Sin
dejar de observar la ciudad, los murmullos de los pasajeros llegaban a mis
oídos, pero una conversación me sacó de mi absorta mirada
por la ventana.
Parados a mi lado izquierdo estaban un señor y una joven con aspecto malhumorado. Ella se quejaba por que el colectivo estaba muy lleno,
comentaba que estaba cansada de pasar
siempre por lo mismo, que cuando no era el transporte, era tiempo, la ciudad
llena de gente, los problemas, y siguió quejándose sin parar.
El señor le dijo que no asumiera esa actitud tan
fatalista, que estaba despreciando buenos instantes, que en la vida algunos
momentos son de cal y otros de arena, que la felicidad nunca es completa.
Y boom! Comenzó mi cerebro a dar
vueltas con esa frase, algunos momentos son de cal y otros de arena.
¿Por qué determinar la vida como mala o buena, o que de una expresión, dependa la felicidad?
Les confieso que quería levantar
la mirada y ponerme a conversar con ellos. Pero como decía mi sabia abuela: no te metas, tú no
eres harina de ese costal, nadie te está
preguntando. Dejé que me mi rostro esbozara una leve sonrisa y seguí
observando los árboles, las plazas, a la
gente, pero, ya no con la misma atención, y comencé a recordar a un gran
amigo.
Durante una amena conversación de
las muchas que teníamos, él me decía que
sin un claroscuro o un arcoíris la vida no era vida. Que nunca pretendas estar
solo del lado blanco porque el negro también es importante, que de ese
contraste nace el resto de los colores que es el arcoíris, que la felicidad en la vida es una mezcla. Que
se debe aprender a combinar y a vivir de
los dos lados, si queremos sentirnos vivos.
Él no ve la vida ni la felicidad
como cal o arena, las percibe desde una paleta de colores. Fue interesante y
enriquecedor compartir su reflexión.
Considerando que cada quien tiene su manera muy personal de sentir o expresar como vive la
vida, que desde su experiencia mantiene
una postura para dar respuestas sobre lo
que se admita como malo o bueno, es
importante también razonar sus dimensiones, los momentos en que se viven, lo
amargo o dulce de cada una, o las huellas que dejan esas experiencias, pero quizás lo más transcendental, es que un período de incomodidad o de encanto
pueda llegar a determinar la actitud ante la vida.
Cal o arena, decisión de cada
uno. Nos quedamos anclados o nos
lanzamos a navegar por un mar que por su
naturaleza, pasará por momentos de tempestad y que valientemente se deben enfrentar, para
cuando llegue la tranquilidad disfrutarla a plenitud.
No debemos ser tan radicales
cuando cuestionamos los momentos que nos toca vivir. Es mejor adoptar una manera más conciliadora para con nosotros mismos.
Tenemos que tener ingenio y
actitud positiva ante la vida. Buscar las maneras de ver cómo le damos la
vuelta a una situación por la que estamos pasando, eso es primordial. No la comparemos
con la cal o la arena, busquemos los colores.
En cada uno de nosotros habita un pintor, en
nuestras manos está ese lienzo llamado vida y los colores tienen su marca, se
llaman vivir. Utilicemos el claroscuro y el arcoíris. Que nuestra obra de arte
tenga muchos tonos, para darle la bienvenida a quien siempre ha estado a
nuestro lado y que cuando la hemos
dejamos en un rincón, se acerca y toca la puerta de nuestro corazón,
tiene nombre propio y nos pertenece, se
llama Felicidad.
Vamos ahora a ponerle música a nuestra felicidad, los invito a que la cantemos.
También les dejo frases del el libro El Alquimista del Paulo Cohelo, que se relacionan con la felicidad
- Cuando alguien evoluciona, también evoluciona todo a su alrededor. Cuando tratamos de ser mejores de lo que somos, todo a nuestro alrededor también se vuelve mejor.
- Cuando todos los días parecen iguales es porque hemos dejado de percibir las cosas buenas que aparecen en nuestras vidas.
- Cuando tenemos los grandes tesoros cerca de nosotros, nunca los reconocemos
Gracias por ser parte de mi felicidad. Hasta la próxima y recuerden, nunca es tarde para disfrutar de la vida, sean felices.
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